El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, expresó ayer durante la inauguración de del Congreso Escuela 2.0 en Zaragoza que las nuevas tecnologías deberían utilizarse en favor de “la libertad y equidad social” para formar “ciudadanos activos, socialmente críticos”.
El objetivo del Programa Escuela 2.0 es “integrar las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en los centros educativos como instrumentos habituales en todas las áreas de conocimiento” en respuesta de “las demandas de actualización de la aulas y de la modernización del sistema educativo”, según el Ministerio de Educación (MEC).
Fuente: Público
En este sentido, el ministro ha expresado que las TIC son una “nueva oportunidad de la que nadie debe quedarse al margen”, pues considera que la educación es «la mejor garantía para una sociedad justa y cohesionada», funcionando como “una herramienta imprescindible para acercarnos a la sociedad del conocimiento, la innovación y la competitividad».
El congreso, organizado por el Instituto de Tecnologías Educativas del Ministerio de Educación y por el Gobierno de Aragón, reunirá a responsables educativos de distintas autonomías, profesores participantes en el programa Escuela 2.0, profesionales y empresas ligados al ámbito de las nuevas tecnologías. En el evento se “dialogará sobre aprendizaje social y abierto y se debatirá sobre aspectos fundamentales” como “la formación del profesorado o la implicación de las familias”, tal y como afirma el MEC.
El Programa Escuela 2.0 ha formado «144.000 profesores”, ha dotado a “27.000 aulas digitales” y ha distribuido “630.000 ordenadores portátiles”, según publica MEC.
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DEMOCRACIA CON INTERNET
Las cifras y las palabras hablan sobre el compromiso del Gobierno con la implantación de una educación basada en las nuevas tecnologías, pero nadie se ha preguntado acerca de si esa rapidez e inmediatez son beneficiosas para el sistema educativo. Un reportaje del periódico Diagonal, titulado ‘La alfabetización informática y la educación popular en el siglo XXI’ y escrito por Eric Jalai, analiza esta cuestión.
Después de su lectura, el lector caerá en la cuenta de que el desarrollo tecnológico y la rebosante información de la red no concuerdan con el funcionamiento de la sociedad humana, pues tanto a nivel individual como colectivo superan su capacidad. Lo difícil de la cuestión es saber si las tecnologías funcionan en beneficio o en perjuicio de la sociedad.
- Si se analiza la sociedad actual, regida por los intereses capitalistas y la economía de mercado, se verá que los instrumentos telemáticos funcionan en perjuicio de los ciudadanos y en beneficio de las empresas, como los pronósticos capitalistas dicen: los mercados esclavizan a los ciudadanos mediante la publicidad y la tecnología, mientras que los Gobiernos y las individualidades controlan y manipulan cualquier acción en su beneficio.
- Si se toma como ideal una sociedad plenamente democrática y universalmente globalizada, resulta que los instrumentos telemáticos funcionan en perjuicio de los ciudadanos y en beneficio de las empresas, en contra de lo que lo que debería ocurrir en una sociedad activa y responsable de sí misma: dificultan los contactos afectivos entre individuos necesarios para la creación de vínculos individuales y colectivos.
La democracia actual es representativa, pero atendiendo al grado de participación en la vida política de la ciudadanía (el discurso de cada persona tiene que ser escuchado, con sus argumentaciones) hay otros tipos: democracia deliberativa y democracia directa. Ninguna de las dos alimentan la pasividad ciudadana, pero internet sí lo hace cuando una sociedad que se dice libre roba los debates de su medio natural y los plasma en una plataforma en la que cualquiera puede opinar sin argumento.
Tal y como dice el reportaje de Eric Jalai, «toda herramienta o técnica es tanto un producto cultural como un productor cultural», y esta cultura es capitalista.
Fuentes de la noticia: Europa Press, Aragóndigital, ABC, Nortecastilla.
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